miércoles, 30 de octubre de 2013

ALGO QUE NO QUEREMOS RECONOCER COMO MANDAMIENTO Y CONVENIO DEL TEMPLO Por Fernando Illanes

 

Admito que al ver la necesidad de escribir este ensayo, mi hombre natural inmediatamente me gritó; “¡¡Noooo!! ¿¿Qué quieres escribir sobre qué?? ¿¿Las muchas letras te han enloquecido o qué?? Más bien que me tienes. Ahora cambia de idea y escribe no sé, de algo acerca de los 10 Mandamientos, pero que ni se te vuelva a ocurrir escribir sobre ese tema” Les aseguro que no exagero, pero este tema ya lo había aplazado bastante tiempo y creo que ya debo publicarlo.
He encontrado que una de las cosas más difíciles de hacer es establecer una vida equilibrada de ser fiel sin ser desagradable, tener la razón sin arrogancia, ser tolerante sin ser cobarde. He encontrado que es especialmente difícil ser feliz y alegre, ser sociable y tener un sentido del humor sano, sin perder el control de mis emociones y ser frívolo. Obviamente, el Señor se ofende cuando se habla con ligereza de las cosas sagradas, profanando así lo sagrado con un espíritu de broma, o ser vulgar o crudo en nuestra forma de hablar o de humor, pero también el prolongado desperdicio de tiempo en charlas sin un benéfico propósito, chistes o conversaciones livianas es peligroso para nuestras consecuencias eternas.
Algo muy dentro de nosotros, nos susurra que esto no está nada bien, que hay algo inapropiado sobre la risa ruidosa y frivolidad. Y eso es exactamente lo que el Señor dijo a los Santos de los Últimos Días. Después de haber dado instrucciones a los primeros santos en cuanto a honrar el día de reposo, aconsejó: "Y si hacéis estas cosas con acción de gracias, con corazones y semblantes alegres, no con mucha risa, porque esto es pecado, sino con corazones felices y semblantes alegres, de cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra"(D. y C. 59:15-16, énfasis añadido).
En la revelación dada al profeta José como la "hoja de olivo", el Maestro mismo nos enseña a "desechad vuestros pensamientos ociosos y risa excesiva de entre vosotros." Y también nos dijo: "Por consiguiente, cesad de todas vuestras conversaciones livianas, de toda risa, de todos vuestros deseos de concupiscencia, de todo vuestro orgullo y frivolidad y de todos vuestros hechos malos" (D. y C. 88:69, 121). Creo que la advertencia en contra de "conversaciones livianas" y "frivolidad" es una declaración de preocupación divina sobre la vanidad o tratar a la ligera las cosas de Dios, ya que la vanidad trae condenación (D. y C. 84:54-55).
En la sesión de clausura de la primera conferencia general de la presidencia de la Iglesia, el presidente Harold B. Lee con amor pero con firmeza, aconsejó a la Iglesia en relación con el exceso de risa en una reunión general de la conferencia: " Algunas veces me pregunto si olvidamos que todo lo que decimos en este sagrado edificio sale al aire. Eso no significa que debamos estar sombríos, que no debemos mostrar nuestro gozo; pero debemos controlar nuestras expresiones de gozo, no de una manera tal que pueda aumentar hasta alcanzar un crescendo que podría ser mal entendido por aquellos que están escuchando en el exterior. Pienso que estaría bien que recordásemos, tomando en cuenta la responsabilidad que debemos al más alto Dios." (Una bendición para los Santos, Conferencia General de Octubre de 1972).

Los que me conocen bien saben que tengo una especie de sentido del humor como una terapia restauradora diaria, trato de ver todo a mí alrededor como oportunidades de sonreír. Durante las últimas semanas y después de tantos sabios consejos de mi novia Natalia he tratado de bajar el tono de risa y regir mis bromas estrictamente bajo límites preventivos a la frivolidad porque tengo tan tremenda admiración por ella y por lo tanto su consejo obviamente es para mi bien. He quedado fascinado por palabras que hay en las Escrituras que se usan para recordar el mandamiento y convenio del Templo, pero que yo antes no le había dado el valor que hoy recién le veo. Las palabras son sobrio, cordura, seriedad, juicioso y solemnidad. Observe las siguientes escrituras:

"Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento .... Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, SINO QUE PIENSE DE SÍ CON CORDURA, CONFORME A LA MEDIDA DE LA FE QUE DIOS REPARTIÓ A CADA UNO" (Romanos 12:2-3, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

"Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón; porque todos vosotros sois hijos de luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas. Por tanto, NO DURMAMOS COMO LOS DEMÁS, SINO VELEMOS Y SEAMOS SOBRIOS." (1 Tesalonicenses 5:4-6, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

“Por tanto, teniendo CEÑIDOS LOS LOMOS DE VUESTRO ENTENDIMIENTO, SIENDO SOBRIOS, tened plena esperanza en la gracia que os será presentada cuando Jesucristo os sea manifestado." (1 Pedro 1:13, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

“Pues bien, mis amados hermanos, yo, Jacob, según la responsabilidad bajo la cual me hallo ante Dios, de MAGNIFICAR MI OFICIO CON SERIEDAD, y para limpiar mis vestidos de vuestros pecados" (Jacob 2:2, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

“Mas les enseñaréis (a los niños) a andar por las vías de la verdad y LA SERIEDAD; les enseñaréis a amarse mutuamente y a servirse el uno al otro" (Mosíah 4:15, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

“Y ahora bien, hijo mío (Helamán) asegúrate de cuidar estas cosas sagradas; sí, asegúrate de acudir a Dios para que vivas. Ve entre este pueblo y declara la palabra y SÉ JUICIOSO. Adiós, hijo mío." (Alma 37:47 Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

"Y todos ellos eran jóvenes, y sumamente valientes en cuanto a intrepidez, y también en cuanto a vigor y actividad; mas he aquí, esto no era todo; eran hombres que en todo momento se mantenían fieles a cualquier cosa que les fuera confiada. Sí, eran hombres verídicos y SERIOS, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de Dios y a andar rectamente ante él." (Alma 53:20-21, Mayúscula añadida para dar énfasis).

"He aquí, no os condeno; id y no pequéis más; cumplid con SOLEMNIDAD la obra que os he mandado." (D. y C. 6:35, Mayúscula añadida para dar énfasis).

"Tomad sobre vosotros el nombre de Cristo, y declarad la verdad con SOLEMNIDAD." (D. y C. 18:21, Mayúscula añadida para dar énfasis).

"Atesorad estas cosas en vuestro corazón, y reposen en vuestra mente las solemnidades de la eternidad. SED SOBRIOS. Guardad todos mis mandamientos. Así sea." (D. y C. 43:34-35, Mayúsculas añadidas para dar énfasis).

En la época de José Smith, la palabra sobrio se refiere no sólo a la libertad de la intoxicación, sino también a la templanza (auto-control). Los Santos de los Últimos Días son, por naturaleza, un pueblo feliz, y, como ha observado, el profeta José Smith: "La felicidad es el objeto y propósito de nuestra existencia" (Enseñanzas del Profeta José Smith, pag. 255). El rey Benjamín enseñó que los que guardan los mandamientos de Dios son " bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad." (Mosíah 2:41). La vida puede ser divertida, puede ser agradable, y algunas cosas simplemente cosquillean inevitablemente nuestro hueso de la risa. Pero también somos un pueblo que sabemos quiénes somos, por qué estamos aquí y hacia dónde vamos. Sabemos que algunas cosas son muy importantes, más que otras cosas.

Ser sobrio y no ser frívolo no debe tomarse a la ligera. El Señor nos dio como convenio del Templo, el evitar la frivolidad y risotadas. No quiere que seamos miserables en el ejercicio de su Obra, por el contrario, desea que sintamos el más profundo de los placeres y de la paz sublime que se derivan del servicio justo y obediente. No debemos olvidar, sin embargo, que la vida es, de hecho, una misión, no una carrera, para que cuando todos los reinos de este mundo hayan sido nivelado en el suelo y cuando todos los terribles males se hayan corregido, las ciudades de Sión permanecerán para siempre, pobladas por hombres y mujeres que son puros de corazón (D & C 97:21) y se hayan entregado a su Señor y Maestro (Helamán 3:35). Estamos sobre el asunto de la salvación de las almas (incluida la nuestra), y eso es un asunto serio. Estamos sobre el negocio de disfrutar el poder del sacerdocio en nuestro hogar, y eso es un asunto muy serio. Y, por último, como pueblo del convenio estamos muy involucrado en el intento de ser la sal de la tierra y luz del mundo (D & C 101:39-40) En resumen, disfrutar de la vida nunca debe nublar nuestra visión de la importancia de la Vida Eterna.

Al ser este un mandamiento difícil de recordar y cumplir, también es difícil identificar cuando lo estamos quebrantando. Sugiero hacernos las siguientes preguntas para analizarnos:

1. ¿Soy lo suficientemente responsable para reconocer cuando mi risa está más allá de los límites de la decencia?
2. ¿Entiendo cuál es la diferencia entre ser feliz y ser un “alegre bullicioso”?
3. ¿Sonrío sin llegar a impresionar a los demás por el volumen de mi risa y los gestos que acompañan a esta?
4. ¿Prolongo mi risa varios segundos más, después que todos ya dejaron de reír?

En fin reconozco muy bien que en este mandamiento y convenio del Templo debo mejorar mucho a lo igual que muchos de los que leerán este ensayo y creo que podemos mejorar al recordar las palabras sobrio, cordura, seriedad, juicioso y solemnidad antes de actuar.

4 comentarios:

  1. El Senor ha mandado que seamos de buen animo. En los ultimos dias he investigado sobre los beneficios de la risa en la salud, me costaba mucho sonreir, creo que era excesivamente sobria y seria, y desde que practico yoga de la risa he podido mejorar ese semblante, mi salud anda mejor y ya no me derpimo con facilidad

    ResponderEliminar
  2. Muy importante,y necesario,debemos analizar y hacerlo nuestro,que nuestro Padre Celestial,nos ayude a llevarlo a la práctica.

    ResponderEliminar
  3. Para mi, lo mas importe es que las cosas superficiales de este mundo no tomen el control de nuestra forma de pensar y de nuestras acciones. A veces se pierden grandes bendiciones, o se actua contrariamente al Evangelio, sobre todo en cosas pequeñas que al no ser valoradas, se ven desde un punto de vista frivolo y se toman decisiones equivocadas

    ResponderEliminar