miércoles, 19 de octubre de 2011

Discurso: Obra Misional

Discurso sobre la Obra Misional

El presidente David O. McKay nos enseñó a todos algo para siempre: "Todo miembro un misionero", entonces ¿Cómo debemos tomar la obra misional en nuestras vidas? La respuesta fue dada a John y Peter Whitmer:

“Y ahora, he aquí, te digo que la cosa que será de máximo valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que puedas traer almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi padre (D y C 15:6)”.

Todo miembro debe entender que la obra misional no es para meramente hacer amigos para la Iglesia, aunque eso es importante, pero el mandato del Señor es claro: convertir y bautizar:
“El que creyere y sea bautizado será salvo” (Marcos 16:16). No el que escuchare, sino el que creyere y sea bautizado.
La introspección es el conocimiento que todo sujeto tiene de su propio estado y un gran indicador de conversión es precisamente cuando somos introspectivos a la hora de escuchar progreso de la obra misional en nuestros barrios.

Cuando tratamos de encontrar excusas por nuestra falta de participación en la obra misional de nuestro barrio, recomiendo que con humildad emulemos el accionar los apóstoles en la Última Cena cuando el Salvador indicó que uno de los presentes le traicionaría los discípulos no se miraron o se apuntaron unos a otros, sino que respondieron con una pregunta introspectiva, “¿Seré yo Señor?” (Mateo. 26:22)

A veces nos olvidamos que es mejor arriesgarnos a tener una pequeña situación incómoda con un amigo que privarlo de la Vida Eterna por guardar silencio a causa de nuestra timidez o temor. No obstante es muy eficiente considerar el consejo del Presidente Kimball en estas situaciones:

“Nos debe estar claro, que siempre debemos ser afectuosos con nuestros vecinos antes de poder amonestarlos adecuadamente. Nuestros vecinos deben sentir nuestra genuina amistad y hermandad. Queremos que los miembros insten a sus vecinos, pero no que los reprendan o asusten”. (Presidentes de la iglesia: Spencer W. Kimball pág. 150)

Nuestro amor y gratitud a este evangelio, nuestro Padre Celestial lo mide por el tamaño de nuestro espíritu misional y los actos que este destile. Creo que junto a la oración y el ayuno la obra misional es también una fuente poderosa de ayuda para evitar caer en tentación

En Moroni 7:35–37, 30 “… ¿ha cesado el día de los milagros?
“¿O han cesado los ángeles de aparecer a los hijos de los hombres? ¿O les ha retenido él el poder del Espíritu Santo? ¿O lo hará, mientras dure el tiempo, o exista la tierra, o haya sobre la faz de ella un hombre a quien salvar?
“He aquí, os digo que no; porque… es por la fe que aparecen ángeles y ejercen su ministerio a favor de los hombres…
“Porque he aquí, se sujetan a [Cristo] para ejercer su ministerio de acuerdo con la palabra de su mandato, manifestándose a los que tienen una fe fuerte y una mente firme en toda forma de santidad”
Amados hermanos míos, digo públicamente teniendo a ustedes como mis testigos que mi persona está dispuesta a ayudar a las misioneras y misioneros de nuestro barrio, sabe El Señor que no lo hago en son de jactancia sino que más bien para que siempre recuerde que estas palabras mías fueron registradas en los cielos con ustedes como testigos y así la piense de nuevo el momento que quiera excusarme otra vez a la obra misional.
Testifico que este es la única iglesia verdadera sobre la faz de la tierra, y yo no puedo quedar indiferente ante tal verdad de la cual me he beneficiado por el largo de toda mi vida por lo tanto reconozco mi deber como miembro que soy un misionero por el resto de mi vida tal como lo dijo el presidente McKay: "Todo miembro un misionero"
En el nombre de Jesucristo AMEN.


Santa Cruz 18 de Septiembre del 2011  por Fernando Illanes ©.

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