martes, 18 de octubre de 2011

Mi testimonio como Santo de los Últimos Días: Grabado y escrito para siempre en mi alma entera

Afortunadamente vengo de una cuna Santo de los Últimos Días, lo cual no significó que garantizaría mi testimonio, pero sí mi ambiente y eso si fue una gran bendición para mí. Mis nobles padres inculcaron en mis hermanos y en mí la adoración y reverencia a nuestro Padre Celestial y Su amado hijo Jesucristo por medio del Evangelio que enseña La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Sin necesidad de una "paterna coacción" iba desde niño con mi familia a la iglesia para disfrutar del cariño de cada una de mis maestras y maestros de primaria para enseñarme el evangelio de una manera óptima para mi infancia. Comenzando la adolescencia perdí a mi padre Luis, el cáncer me lo arrebató de golpe. Por si fuera poco mi madre también partió al paraíso en menos de 3 años después de la muerte de mi padre. Y así a la edad hábil para la ley del país, pero niño inexperto aún en mi alma emprendí el largo camino a la madurez humana desde los 16 años sin mis padres.
Siendo ya un huérfano a los 16 años mi asistencia a la iglesia fue de una manera como la ley de la gravedad, quisiera o no quisiera era atraído a ella. Asistía sin fallarme un solo domingo al mes, cumplía con mis deberes y derechos del Sacerdocio Aarónico sin embargo iba sin ningún completo entendimiento del por qué debería ir. La lógica me decía que era bueno que vaya, pero mi raciocinio no esculpían las verdaderas razones del por qué alguien como yo debía estar ahí.
La juventud de la iglesia definitivamente es la mejor del mundo, muy independiente de los defectos y debilidades que todo ser humano padece en la juventud, los jóvenes de la iglesia poseen indiscutiblemente virtudes que los diferencian de los jóvenes que son presas del "mundo". Tuve la bendición de que un amigo mío de la juventud llamado Spencer Gutierrez, me instara a servirle al Señor por 2 años de misión regular. Al ver él mi injustificable indiferencia a tal propuesta, con mucho amor y autoridad moral me insistió y perseveró hasta que yo mandare mis "papeles misionales". Dicha bendición de los cielos identificada aquí en la tierra como amistad, El Señor la reforzó con la invalorable ayuda material como estimuladora de mi amado obispo Luis Rossel a quién amo como a un padre para mí y su bella esposa que viviendo una vida exitosa muy ocupada se dio el tiempo para ayudarme y acompañarme en mis exámenes médicos. Dicho todo esto El Señor me bendijo bastante al mandarme a la Misión Guayaquil Norte de Ecuador.

Puesto que se ha extendido bastante la inevitable introducción a mi testimonio no diré en detalles las bendiciones y experiencias de mi misión -más adelante si-
¿Dónde entonces nació mi testimonio? En mi octavo o noveno día en el CCM (Centro de Capacitación Misional) de Bogotá - Colombia el maestro que estaba asignado a enseñarnos La Expiación de Cristo no pudo ir y pidió a uno de los administradores del CCM que le ayude dando un discurso del tema, por lo tanto estoy seguro que improvisó. Quiero admitir que yo poco o nada sabía sobre la doctrina de la expiación, sólo sabía que Cristo murió por mí, pero yo no sabía que hice para que él padezca todo eso, pero el discurso que dió éste hermano fue magistralmente bello y claro para mí. Podrán decir quizá que por mi vago conocimiento del evangelio es que me pareció magistral, pero el Espíritu Santo testificó divinamente cada palabra del maestro. Quedé completamente aterrado por la deuda eterna que tengo con El Salvador y bueno entendí gracias a esto con mayor claridad las demás doctrinas. Y es entonces cuando decido estudiar, meditar y escudriñar el Evangelio restaurado de Jesucristo porque desde entonces me parece una delicia sin igual los tesoros de la exaltación.
Concluyo diciendo que el testimonio de la veracidad de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días lo obtuve por mi propia cuenta y sin ningún "lavado de cerebro" como dicen los censuradores de la iglesia, cuando conocí mejor el sacrificio de mi amoroso hermano Jesucristo, porque al hacerlo la luz de Cristo ilumina y clarifica toda verdad en el universo. Ahora yo sé sin ninguna duda así como sé que existo, que Jesús de Nazaret es el Cristo viviente y que por solo él el género humano puede obtener la salvación y la exaltación y él estableció su iglesia con enseñanzas y ordenanzas para lograr dichos objetivos. Al ascender él a los cielos dejó su autoridad sobre los apóstoles y profetas para ministrar su iglesia. Lamentablemente el albedrío que Dios respeta fue usado con maldad como con irresponsabilidad por los hombres y a la muerte del Apostolado y los profetas, la iglesia de Cristo entró en una corrupción total hasta que se perdió la verdad dejándola insuficiente para que el hombre conozca al Dios verdadero. Viendo la iniquidad y destrucción que vendría sobre Sus hijos, Dios el Padre y Jesucristo mismo se aparecieron a un jovencito llamado José Smith para llamarlo como el profeta que ayudaría a restaurar las verdades perdidas como así lo hicieron Noé, Abraham, Juan el bautista, etc. Sé de la veracidad de la iglesia, sé de la veracidad del profeta José Smith y de todos los frutos de esta restauración e invito a todo a quien pueda yo llegar a que por lo menos ponga una verdadera intención de analizar si la doctrina que ésta iglesia enseña es verdadera o no. Ruego a los cielos que estas palabras queden registradas como prueba del inquebrantable testimonio que tengo de la veracidad de la única iglesia verdadera sobre la faz de la tierra, a saber LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS.
Por Fernando Illanes ©

2 comentarios:

  1. Hermoso tu testimonio querido hermanito. Sincero y veràz, fuiste iluminado por los cielos para servir en la causa divina. Yo se que ninguno de tus hermanos mayores te atendimos materialmente, mucho menos en lo concerniente a la verdad espiritual. La Luz de Cristo iluminó tu vida y puso en la vereda angosta de la salvación. Aún falta mucho, pero tu diste pasos agigantados hacia la Salvación. Tu convicción a lo largo del tiempo se irá refinando así como tu testimonio, este será zarandedado y pasará sólo lo útil y necesario. Me encanta tu filosofía, te preocupas por lo misterioso y oculto, sabes que no es la posición oficial de la iglesia, pero te animas a vertir lo que Dios te revela en segundos y casi sin explicación alguna. Te admiro. Tu hermano LUIS RUSSO

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  2. Gracias mi amado hermano por tus palabras las cuales son gratas para mi alma.

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